domingo, 26 de febrero de 2023

Febrero 2023: Barcelona.

 Tiempo incierto. Tal vez llueva. Tal vez, no. Pocas novedades. Bastantes ausencias. 

Algunas recuerdan a viejas heridas y sus cicatrices, dolorosas. Otras, al trabajo. Entre amores y proyectos realizados pasaron mis treinta años madrileños. Buenos años. Muy buenos.

Finalmente me doy permiso a mirar atrás, ver las vidas diferentes que viví. Eso lo que llaman memoria y recuerdos. Pero lo que me gusta a mi es la distancia con la que percibo a mis yos (yo-es, jajajajajaja) tan diferentes. Fui yo aquella yo? Ahora, poco (me) importa eso y todo lo demás. (por no decir: una mierda!, punto escatológico, a todas luces innecesario). Apunte: el uso de las palabrotas desaparecerá pronto en pro de la corrección política!!! Alguien sabe qué hay correcto en la política? Y sí nos quedamos con las palabrotas a cambio? 

De lo que disfruto es de mi imaginación! Es hacer cine sin cámara ni testigos. Y el resultado es aquello que siempre desee sin conseguirlo. Abrazar al que quiero, oír las palabras que nunca escuché... Hay días o noches que son de Oscar!!!

Los viernes (no todos) voy al taller de cerámica de Manuela y hago cacharritos! Me encanta tener las manos ocupadas. Y el azar que juega a favor o en contra, según le da.



Nubes y claros.

sábado, 3 de julio de 2021

 De estar ligada al amor a causar el terror, pandemia me ha enseñado muchas cosas. La que menos me agrada es la premisa de que todo es por mi bien!

Un año y algunos meses han transcurrido hasta que me han vacunado. Supongo (como millones de personas) que la vacuna (realmente son unas cuantas, menudo cacao) funciona o funcionará.

Lo que es cierto que me volverán a vacunar, por mi bien querido Watson, y las farmacéuticas fabricando y vendiendo. Suerte la nuestra por poder pagarlas (supongo), pobres los pobres que no pueden, pero así de fabuloso es nuestro mundo mundial! 

He ganado a pulso la tranquila soledad, compañía de mi perra, libros, música, dramas coreanos. Las amistades fiables siguen siéndolo. Los amores imaginarios, también.

En cuanto nos permitieron a "salir" ya que normal nada lo es, descubrí un taller de cerámica y estoy aprendiendo de Manuela. Amasar la arcilla (de Esparreguera!), dar forma, dejar secar, pulir con cuidado, esperar el resultado de "bizcochar", un inciso: menos mal que en Madrid se ocupan de proteger y difundir este idioma que tanto me gusta. Cierro apunte. Sigo con el barro, una vez salida del horno, la pieza bizcochada ya no es tan frágil y se pinta y esmalta para volver al horno. Así de simple y complicado!

Pronto, en unos días, me espera la inesperada intervención ya no del bisturí sino de VATS! No es pareja de Sherlock.

Cuando pase, volveré a escribir.


martes, 9 de junio de 2020


Dicen: 87 días.
Ayer, hoy, mañana. Todo es percepción de un determinado código. 
Dicen: las cosas han cambiado.
Pues claro, cómo no van a cambiar! Siempre cambia todo, continuamente, faltaría plus!!! 
Aunque, y fastidia pensarlo, decirlo, sentirlo, sí hay algo que cambia bien poco (a peor, además) y es la estupidez. Con virus y sin virus, el comportamiento irresponsable, preadolescente y bravucón, pasta a sus anchas.
87 días. Seguirán otros días a esos. Somos mortales, frágiles, de paso.

lunes, 23 de marzo de 2020

Ayer, domingo, mientras iba a prepararme mi primer té, recibí la noticia del terremoto en mi Zagreb. El amigo que, con su habitual delicadeza, me hacía llegar la malísima noticia, es un excelente pintor, poeta, uruguayo ilustrado y atento a la belleza. De ahí la noticia me vino amortiguada, no por ello menos horrorosa. Inmediatamente llamé a mi familia, todos a salvo, doblemente impactado, todos en las calles, todos esperando los temblores que se iban sucediendo a menor intensidad. Y entonces empezaban a publicarse imágenes, una torre de la Catedral desplomada, edificios rajados con el invisible cuchillo, coches aplastados por los ladrillos voladores, hospitales sin techo, desalojo de recién nacidos, libros desmoronándose en la librería de viejo... Imágenes a 1.500km de distancia. Y aquí, casi ningún comentario.  Es cierto que la pandemia es mundial (su denominación es esa), pero la empatía debería serlo también. 
..."si el mar se lleva una porción de tierra, toda Europa queda disminuida, como si fuera un promontorio, o la casa de uno de tus amigos, o la tuya propia. Ninguna persona es una isla; la muerte de cualquiera de afecta, porque me encuentro unido a toda la humanidad; por eso, nunca preguntes por quién doblan las campanas; doblan por ti." John Donne

lunes, 16 de marzo de 2020

Día gris, cielo gris, llueve sobre el asfalto gris plomo. Tráfico, casi no hay. Desde mi balcón, pocos paraguas circulan, apresuradamente. No diré que voy a ignorar a este virus, invisible como todos, minúsculo como todos, peligroso como casi todos, no. Seré cumplidora con ordenes dadas. Mi libertad individual supeditada al interés común. Hasta aquí, bien. Pero me niego a que el miedo se instale y obnubile mi libertad de pensamiento. Me niego a que el miedo forme parte de mi existencia. El miedo paraliza y yo quiero y debo, seguir actuando libremente. Seguiré analizando la información con la que (nos) me bombardean. Muchos en plan apocalíptico, otros desde la absoluta ignorancia pero mucha garganta, otros aportando datos que deberíamos ver en su contexto. Seguiré escuchando a especialistas en materia y no a tanto político (preparado en algo?), periodista (que tanto da una información de corazón roto como de cultivo de habichuelas) o tertuliano atrevido a mas no poder. Seguiré afinando mi sentido común por si consigo entender el porqué del descalabro de la economía. Quienes serán los nuevos millonarios y con qué se enriquecerán? Que no sea a costa de nuestra pasividad.

jueves, 18 de julio de 2019

De nuevo, viviendo en Barcelona.
Quince, casi dieciséis, años pasaron volando, cuando miro atrás. Realmente, nada pasa volando, salvo los pájaros. Cada día tuvo sus horas, minutos, segundos, los disfruté, los lloré, los ignoré.
Aquella playa de arena que no se pega, limpia y larga. Aquel jardín, mimado cuando descubría todo lo que puede hacer con las manos en la tierra; casi abandonado, cuando, harta de pinaza, cagadas de urracas y palomas, deseaba no verlo ya.
De soledades no hablo, las llevo conmigo cuando y donde voy. Las respeto porque me confieren libertad de movimiento, pensamiento, afecto.
Es, cual hiedra, la incomunicación la que me atrapaba en el paisaje de sinrazones, en el trazado del país imaginario, en que la lengua y territorio son de unos y no de todos.
Lugares pequeños aumentan grandes males.
Barcelona tendrá todo esto igualmente, espero que diluido.
Me gusta mudarme, de paisaje y de piel.