lunes, 20 de diciembre de 2010

La que se avecina...

Estamos en múltiples crisis, cada uno con las propias y planetarias, para que nada falte. Me asalta la incómoda sensación de la intromisión de las administraciones en recordarme las fechas del calendario que sin su recordatorio me alcanzarán, con luces de colores, formas de feas a reconocibles y que engordan los gastos. No digo que debamos quedar a oscuras, el alumbrado festivo que lo pongan los comerciantes, que tratan de hacernos comprar todo aquello que no necesitamos, lo necesario lo compra uno cuando sea menester. En fin, las fiestas que se avecinan, básicamente, me entristecen. ¡Y que me hagan creer lo contrario es perverso! Y absolutamente nadie renuncia a fiestas que son de ámbito privadísimo, unidas al credo cuyo estado niega, pero conserva los días sin laburar. ¡Y qué decir del día de reyes con cabalgatas y políticos disfrazados! Seamos sensatos-cada uno que celebre lo que considere adecuado a su modo de ver la vida y el estado (todas estas administraciones que nos sangran) que deje de ser hipócrita.

jueves, 16 de diciembre de 2010

Enrique Morente

También tuve suerte de trabajar con Enrique, allá por los años ochenta. No hablaré de su arte-muchos lo hacen estos días y con justicia. Prefiero contar aquellos detalles que una manager recuerda casi un cuarto de siglo después. Prefiero hablar de un hombre tierno, tímido y cortés, atento y amable, respetuoso al máximo con una mujer joven que hacía el trabajo de "tíos". Igual que Manolo Sanlúcar o Pepe Menese. Prefiero recordarle ávido de músicas distintas, abierto a todo, interesado en todo, escuchando atentamente y sonriendo con sus ojillos llenos de alegría! ¡Que sigas cantando allá donde vayas, Enrique Morente! 

viernes, 10 de diciembre de 2010

Diciembre

A cabo de mucho tiempo, el viaje a Beijing me ha despertado! La rutina de pequeñas cosas, gestos y palabras repetidas una y otra vez, consiguen, al menos en mi caso, volver romas los sentidos. No quiero indagar mas de la cuenta en las razones de tanta fascinación por Beijing, disfruto de la emoción que perdura. En diciembre, a puertas de un año nuevo, vuelvo a hacer planes... y me río de pura alegría! Mi amado nieto acaba de cumplir los siete y es un motivo mas de celebración. La vida es hermosa, generosa y solo hace falta abrir los ojos y el corazón.