jueves, 7 de abril de 2011

Bruma sobre el mar...

...sube lentamente hasta el jardín. Al oeste, el sol, invisible, hace brillar los plásticos de viveros esparcidos sobre los montículos que rodean este pueblecito maresmeño (del Maresme catalán, claro). Terminó mi expo con un grato recuerdo. Ya dije en alguna ocasión que amo la pintura, entre otras cosas, porque es el arte silencioso, por lo que, hablar de mis cuadros, de aquello que las origina, cómo lo hago, etc, suele resultarme, al menos, incómodo. No obstante, los visitantes de Esparreguera, con su interés y manera de mirar me han "sonsacado" cosas de las que no era plenamente consciente. Nada como una pregunta inteligente para tener que responder desde la profundidad en la que habitan el sentimiento-pensamiento-acción. El acto de pintar tiene mucho de inconsciente... me descubro y casi...comprendo.
Un terremoto, posiblemente maremoto, sacude de nuevo a Japón, nuevo horror al horror. Oigo la radio y una extraña discusión sobre sí un periodista puede (debe) "justificar"  el asesinato de la joven rumana. Cuaquier muerte me escandaliza y ofende, ni la locura transitoria, ni otras costumbres, ni la crisis, ni nada de nada me hará creer que hay que enteneder las razones por las que uno se permite la barbarie de quitar la vida. Posiblemente ni siquiera de uno mismo. La vida es un milagro casi místico, al que asisitmos dando por sentado que podemos hacer cuanto nos plazca.  
La bruma se disipa, poco a poco, brilla una luz casi blanca...