Desde hace dos semanas, Pep Capdaigua, Marvilla y yo, exponemos nuestros cuadros en la sala Mezanina de Barcelona. Tres pintores juntos. Tres personalidades diferentes.
Pero, algo invisible tenemos en común, porque nuestros cuadros, uno al lado del otro, tienen sentido.
Hablo de mi, de cuando me pongo delante del lienzo en blanco, lo único que puedo asegurar es que voy a pintar, que voy a seguir una idea vagamente cierta, sobre un apunte que luego resulta irreconocible, solamente dejo que la mano actúe. Y tengo que templar el ímpetu para que el corazón no salga por la ventana. Quiero decir que soy participe de la excitación que me hace vibrar. No obstante, es desde la serenidad. Cosa curiosa, temblor y calma, pero así es. Un cuadro necesita mucho tiempo, capa sobre capa, color sobre color, esconder y mostrar, capa sobre capa. Otro cuadro es todo lo contrario, nace con una asombrosa velocidad. La mano sabe cuando seguir, cuando parar.
Pues eso.
Hasta este jueves en Barcelona (http://www.mezanina.com).
