lunes, 20 de diciembre de 2010

La que se avecina...

Estamos en múltiples crisis, cada uno con las propias y planetarias, para que nada falte. Me asalta la incómoda sensación de la intromisión de las administraciones en recordarme las fechas del calendario que sin su recordatorio me alcanzarán, con luces de colores, formas de feas a reconocibles y que engordan los gastos. No digo que debamos quedar a oscuras, el alumbrado festivo que lo pongan los comerciantes, que tratan de hacernos comprar todo aquello que no necesitamos, lo necesario lo compra uno cuando sea menester. En fin, las fiestas que se avecinan, básicamente, me entristecen. ¡Y que me hagan creer lo contrario es perverso! Y absolutamente nadie renuncia a fiestas que son de ámbito privadísimo, unidas al credo cuyo estado niega, pero conserva los días sin laburar. ¡Y qué decir del día de reyes con cabalgatas y políticos disfrazados! Seamos sensatos-cada uno que celebre lo que considere adecuado a su modo de ver la vida y el estado (todas estas administraciones que nos sangran) que deje de ser hipócrita.

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