sábado, 3 de julio de 2021

 De estar ligada al amor a causar el terror, pandemia me ha enseñado muchas cosas. La que menos me agrada es la premisa de que todo es por mi bien!

Un año y algunos meses han transcurrido hasta que me han vacunado. Supongo (como millones de personas) que la vacuna (realmente son unas cuantas, menudo cacao) funciona o funcionará.

Lo que es cierto que me volverán a vacunar, por mi bien querido Watson, y las farmacéuticas fabricando y vendiendo. Suerte la nuestra por poder pagarlas (supongo), pobres los pobres que no pueden, pero así de fabuloso es nuestro mundo mundial! 

He ganado a pulso la tranquila soledad, compañía de mi perra, libros, música, dramas coreanos. Las amistades fiables siguen siéndolo. Los amores imaginarios, también.

En cuanto nos permitieron a "salir" ya que normal nada lo es, descubrí un taller de cerámica y estoy aprendiendo de Manuela. Amasar la arcilla (de Esparreguera!), dar forma, dejar secar, pulir con cuidado, esperar el resultado de "bizcochar", un inciso: menos mal que en Madrid se ocupan de proteger y difundir este idioma que tanto me gusta. Cierro apunte. Sigo con el barro, una vez salida del horno, la pieza bizcochada ya no es tan frágil y se pinta y esmalta para volver al horno. Así de simple y complicado!

Pronto, en unos días, me espera la inesperada intervención ya no del bisturí sino de VATS! No es pareja de Sherlock.

Cuando pase, volveré a escribir.