domingo, 2 de enero de 2011

2011

Día soleado, mas otoñal que invernal, el mar brilla rizado por el viento suave. Hermoso comienzo del año nuevo. Tal vez por esto, me lluevo por casi todo. Nostalgia y la conciencia de lo impermanente se funden en un abrazo largo. Hago presentes a las personas que entraron y salieron de mi vida, las que desaparecieron sin previo aviso. Cierto es que algunas han vuelto, desde una perdida pude reconocer lo indestructible de ciertas amistades. Y este es el verdadero calendario de una vida, surcos que aran la piel. Lo que nos hace madurar.  Miro las cosas a mi rededor y siento, no solamente se, que nada me pertenece. Queda lejos el arrebato amoroso, aquel sin vivir enamorado, todo es infinito. Todo es futuro del pasado.

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