lunes, 25 de octubre de 2010

En boca cerrada no entran moscas...

Nuevamente mar gruesa por las gruesas palabras de nuestros políticos que van desde moritos hasta plumas! Bochornoso y aún más bochornosa la realidad: les hemos elegido nosotros, tu, yo aquel, con nuestro voto. Entonces, si ellos nos representan (o sea, yo dejo en sus manos la capacidad de decidir y hacer en mi nombre, glups) ¿somos nosotros iguales, parecidos, similares... a ellos? Dicho esto, ¿qué nos, me, queda? Ahora que se acercan las fechas de nuevas consultas de largo alcance, ¿qué debemos hacer? Votar de forma mecánica (soy de tal o cual color por lo que voto a los "mios" a sabiendas que estos "mios" son la peor pinta mía), histórica (soy de izquierdas o de derechas de siempre, uf!), me abstengo (¡paso!, siendo yo la zurcida ya que no me libro de las consecuencias) o de una vez nos ponemos serios, nos sentamos, leemos los programas y, en consecuencia, exijamos que se cumpla lo escrito, que no se pacte con cualquiera con tal de cobrar un buen sueldo... pero sobre todo, pensemos bien en las características personales de cada elemento que abrirá la boquita para amplificar su ignorancia, mostrar su estupidez y meternos, a diario, en mil líos. 

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